miércoles, 14 de diciembre de 2016

PROXIMA MISION: "SER PROFESORA EN LA UNIVERSIDAD"

"Quizá debamos encontrar proyectos de vida tan valiosos, que nos involucren totalmente, que pidan un compromiso total y que gasten todas nuestras fuerzas, que nos llenen aquí y ahora; pero que aún así, no se acaben, que sigan tirándonos hacia adelante, que continúen exigiendo lo mejor de nosotros. Horizontes de vida como esos, no se pueden medir, pesar y contar; como se hace con el resultado de una evaluación con el progreso en los grados escolares. " Pedro Pallares Yabur


En enero de 2017 inicio una aventura que me entusiasma mucho, y hoy al leer el texto de donde obtuve este fragmento que ya les compartiré, me puse a reflexionar sobre mi próxima misión a cumplir, "ser profesora en la universidad". 

Hace muchos años recién graduada fui maestra y descubrí que me encanta dar clases, mi primera experiencia fue en una prepa de chicos refugiados que sacaban de otras escuelas, recuerdo mucho que al terminar mi clase algunos se cambiaban conmigo de salón para escuchar de nuevo y participar con un entusiasmo que me hacía apasionarme cada vez que me paraba frente a ellos. Luego di clases en licenciaturas, y maestrías, pero confieso que mi experiencia profesional era mínima, aun así conseguí ser al parecer una buena maestra. 
Con el tiempo dejé las aulas, obtuve empleos a los cuales renuncié para fundar mi propio instituto y seguir mis propios sueños y regresé al lugar donde nací. Hoy por diversos motivos me vi obligada a tomar la decisión de irme con mi familia, y cerrar mi instituto y biblioteca con sala de lectura dos proyectos a los cuales les he dedicado mi vida y corazón en estos 15 años que llevo viviendo en Campeche, y que pienso trasladar a donde me voy y en donde surgió la oportunidad de dar clases en la Universidad de la que egresé y a la que con mucho esfuerzo y sacrificio mi padre tuvo el buen tino de mandarme a estudiar. 

Caminar por los pasillos de mi alma mater fue extraño, ha crecido mucho y los estudiantes definitivamente al parecer ya no son los mismos. Es curioso cuando le cuento a amigos que dan clases que seré profesora, sus experiencias no son muy gratas: "Mariluz los estudiantes ya no son los de antes, no se apasionan ni les gusta estudiar", otros ya en un nivel de frustración me dicen: "es horrible, no me explico como es que llegan a la universidad, no leen, no comprenden textos, no investigan, y no razonan". Confieso que escuchar estos comentarios me hace entrar en pánico pero luego mi hija de 12 años con sus ojos llenos de ternura y emoción me dice: "Mami serás una excelente maestra" y el entusiasmo me vuelve al cuerpo. 

En la entrevista que me realizaron en la cual por cierto sudé un poco ya que llevo muchos años trabajando por mi cuenta, y esto de tener un "empleo" no iba mucho conmigo me preguntaron que es lo que yo desearía que mis alumnos recordarán de mi después de ser su maestra y que me gustaría que lograran, y me parecieron excelentes preguntas, han pasado 20 años desde que me gradué, he trabajado en instituciones diversas y fundé una propia, he sido psicoterapeuta en todo este tiempo, he dado talleres, conferencias y creado diversos proyectos sin parar, me dediqué también al periodismo y estudié filosofía que le dió un sentido único a mi profesión, ¿qué me gustaría que recordaran de mi mis alumnos? Me gustaría que recordaran mi pasión por la vida y la libertad, mi fidelidad a mis ideales y por supuesto mis anecdotas y experiencias, y ¿qué me gustaría que lograran? Me gustaría que se apasionen, que indaguen, que reflexionen y se cuestionen, pero sobre todo como decía Chesterton me gustaría lograr que nunca estén satisfechos de sus trabajos y no obstante siempre estén satisfechos de trabajar, me gustaría lograr que en sus vidas suceda algo y que al final descubran y sigan su propio ideal.

Mariluz Barrera González.
Directora y Fundadora del Instituto Hypatia A.C. Y la Cafebreria El Gato de Alicia
Psicologa con Maestria en Filosofía y Certificacion Internacional en Prácticas Colaborativas


«acostumbraba hacer varios rápidos ensayos de sus retratos, no importaba que rompiera veinte veces sus trazados. Pero habría importado mucho que mirara veinte veces al modelo, y cada vez hubiera visto una persona distinta posando plácidamente para un retrato. Así (hablando comparativamente), no importa con cuanta frecuencia fracase la humanidad imitando su ideal; porque todas las pasadas derrotas son fecundas. Pero tiene una importancia terrible, la frecuencia con que cambia sus ideales; porque entonces, todos sus pasados fracasos, son estériles. La pregunta adecuada vendría a ser ésta: «¿Cómo podemos hacer para que el artista se mantenga descontento de su cuadro y evitar al mismo tiempo que esté vitalmente descontento de su arte? ¿Cómo hacer para que el hombre nunca esté satisfecho de su trabajo y no obstante siempre esté satisfecho de trabajar? ¿Cómo asegurarnos de que el pintor arrojará al retrato por la ventana en vez de tomar la actitud más humana y natural de arrojar por la ventana al modelo? (Ortodoxia, Cap. 8. La Eterna Revolución)»



Aquí les comparto el link del artículo que me inspiró a esta reflexión, del Profr. Pedro Pallares Yabur, realmente vale la pena: 

Chesterton, Gaudí y las crisis causadas por Profesores.

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